Ayer por la noche a la hora de cenar nos apetecía picar algo, y tenía un calabacín rondando por la nevera hacía ya días, sin acabar de utilizarlo en ningún plato.
Como veía que no iba a tener muy buen final, pero tengo la filosofía de que en casa no se tira nada, hice un pequeño invento improvisado.
Ingredientes:
- 1 calabacín grandecito (salieron 12 láminas)
- 10 tomatitos cherry (o cualquier otro)
- Queso brie, camembert...
- Hierbas provenzales (u orégano, etc...)
- Aceite de oliva
- Pimienta
- Sal
Elaboración:
Encendemos el horno para precalentar a potencia máxima.
Se lava bien el calabacín, y con un pelapatatas se quita parte de la piel (yo fui rodeando el calabacín, dejando una franja con piel y otra sin, intercalando).
En una sartén se pone un hilo de aceite para marcar y dorar el calabacín, y se retira.
En la placa de horno con papel sulfurizado ponemos los calabacines, y encima de cada uno de ellos el queso que hayamos elegido y rodajas de tomate.
Ponemos sal y pimienta y un poquito más de queso encima de los tomates.
Llevamos al horno durante 6-7 minutos a 220º y a comer!
Fue en un pis pas, pero la próxima vez les pondré un poquito de jamón serrano... y ya veremos qué más :)
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